Never Ready
No hay más tiempo para el lamento porque en dos días jugamos en Trujillo. Si no queremos perder dos objetivos en una sola semana, es menester ganar. Hay que sacudirse porque aún queda mucha temporada por delante
No es fácil escribir. Pasa el tiempo y uno sigue sin saber qué decir. El golpe sufrido el pasado martes ha sido (aún es) difícil de digerir. Uno nunca está listo para situaciones como esta. Como toda experiencia traumática, va a tomar tiempo y coraje el recuperarse de la misma. Lo digo porque, se nota en redes, el golpe ha sido tan fuerte e inesperado que aún no hay una reacción clara a favor ni en contra. Y si en los hinchas la situación es esa, en el camerino de La Florida debe ser igual o, quizá, mayor.
Como toda debacle, esta tiene varias causas y todas han sido mencionadas en las últimas horas. Los 4100 metros de altitud, el nunca antes visto planteamiento inicial, las decisiones (o la falta de ella) de parte del técnico, la falta de jerarquía para torneos internacionales, lo corto del plantel, los rendimientos bajos, el no haber contratado alguno más. Todas tienen su peso y en los análisis de cada día vamos viendo cuál es el específico de cada una.
Desde mi punto de vista, y lo afirmé apenas terminado el partido, creo que la mayor responsabilidad de todo esto recae en Enderson Moreira. Las decisiones que tomó antes y durante el partido (sobre todo las que no tomó) fueron la diferencia entre este resultado que prácticamente cerró la llave y algún otro que nos hubiera permitido aferrarnos a la esperanza posible de que en Lima se le da vuelta sin tener que recurrir a la hazaña.
Pero, más allá de eso, lo importante es que hoy Cristal necesita rearmarse pronto. No hay ya más tiempo para el lamento (aunque sí debe haber mucho tiempo para el análisis y la autocrítica). En dos días jugamos en Trujillo ante un rival accesible que siempre nos hace partidos complicados. Si no queremos perder dos objetivos en una sola semana, es menester ganarle al Carlos A. Mannucci. Entonces hay que sacudirse porque aún nos queda mucha temporada por delante y no tiene sentido quedarnos groguis en el suelo más tiempo del necesario.
El martes que viene nos jugamos la revancha. A mi no me cabe duda que Sporting Cristal va a defender su localía. Estoy convencido que lo gana. Alcanzar el número de goles que se necesita es otra cosa. Ganar por cinco goles o más es dificil e improbable. No sólo para este Cristal sino en general. Esto es fútbol, no tenis.
Pero, si por esas cosas del fútbol, el martes conseguimos el resultado tenístico, no me quiero ni imaginar. Después de todo, el presupuesto de las grandes hazañas son, precisamente, terribles derrotas. Si en 1993 existió la remontada sobre El Nacional de Quito por 4 a 0 es porque una semana antes nos habíamos comido una goleada de 3 a 0 en Ecuador. No es lo mismo, claro, pero creo que por ahí es por dónde tiene que ir la esperanza.