Un ‘9’ para el equipo
En una sociedad impaciente, en donde todas las cosas parecen insuficientes, a veces un equipo de fútbol se convierte en una ruta de oxigenación para el mismo aficionado. En este proceso, muchas veces, se espera sin porqués de por medio el tan ansiado grito de gol. Casi como si este lo concediera el cielo por obra y gracia. Sin mayores preguntas. Solo se anhela de manera obsesiva.
Es por esto, que se ha vuelto casi ‘normal’ ver el fútbol de una manera plana. Cuando el argumento debería ser lo primordial y lo mejor en cada debate. Al fin y al cabo, en el caso de los delanteros, algo a veces tan azaroso como el gol, les comprime o descomprime en un significado que tenga el resto sobre ellos. Por eso son casi tan corrientes las descalificaciones para ellos y también para los arqueros. Dos puestos que habitualmente son perseguidos por la gente y son puntos fijos de culpabilidad para con una derrota.
En este caso, Emanuel Herrera (Santa Fe, 1987) ha parecido llegar en el momento exacto a un Sporting Cristal que, estando en la final del Torneo de Verano, encuentra en su centrodelantero la conclusión lógica para lo que determina todo el proceso previo antes de finalizar una jugada. ‘Ema’ no quiere ser blanco, por ahora, de esa absurda y estúpida discusión que tienen las personas cuando se refieren al atacante. “Si no la mete, no vale”.
Una frase que ha quedado sellada en la cabeza de un masivo grupo de personas cuando se refieren a un puesto del campo en específico. El fútbol como tal, ha ido evolucionando, y ya no es más esa pizarra fija, con la cual uno podía presagiar funciones y delimitaciones de tal o cual futbolista. Sin más. Cada uno a su tarea. El delantero para anotar, el arquero para atajar y el defensa para defender.
Hoy en día, las funciones de un futbolista son muchas y las limitaciones no las colocan más el entrenador, sino el mismo jugador. El arquero ha pasado de cubrir 5 metros de radio circunferencial, a ser en algunos equipos, la base de la construcción; el defensa desconociendo sus supuestas limitaciones a formar parte de la sincronía del juego y el atacante a ser el primer escollo que tenga que superar el rival en sus ataques. ‘Ema’, como le dicen sus compañeros, representa muchas de las cosas que son necesarias en un equipo como Sporting Cristal.
Las formas que está intimando el equipo de Mario Salas, requieren de la participación afuera y adentro del área de un futbolista como Herrera. Quien fue acuñado en el Montpellier HSC para cubrir el puesto de un Olivier Giroud que dejaba Francia para sumarse al equipo de Arsène Wenger, cuenta y demuestra dotes que son mejoras al momento de elaborar ataques para Sporting Cristal. Con un equipo sumergido en buenas sensaciones y con un olfato demoledor al momento de entrar en el área, Herrera se ha colocado prontamente como blanco de innumerables elogios y comparaciones de vuelo.
El mismo futbolista cooperador, incentivado con pasajes cumbres ataque y juego directo, pasa por un momento inexpugnable de cara a portería. El cual todos queremos que se prolongue lo más que se pueda, y de no ser así, analizar todas las variantes y progresos que con sus movimientos ofrece. Porque está de más decir que cuando esta efectividad disminuya una línea, los descalificadores saldrán de sus parcelas para volver a ser líderes de opinión, dentro de un marco de personas que siguen viendo el fútbol de una manera llana.
A raíz de la gran actuación de Herrera me puse a recordar a algunos 9 que pasaron por Cristal, aquellos que de alguna forma han quedado en mi memoria.
Los primeros que vienen a mi mente, allá a finales de los 70 son Percy Rojas y el legendario Oswaldo «Cachito» Ramírez. En el caso de Rojas, no era un 9 típico, era más un volante con llegada pero solía jugar al centro ya que por las bandas estaban Oblitas y Mosquera. Recuerdo ese golazo a River en el Monumental en la copa de 1980. Cuando se fue a Bélgica lo reemplazó Ramírez, que era ya un veterano con el crédito de esos míticos goles en la Bombonera. Le recuerdo también por un golazo a la U de Chile en el Nacional por la Copa de 1981.
Los 80 fueron una década para el olvido. Me viene a la mente Juan Caballero, que venía del Boys e hizo una gran temporada con nosotros en 1983-84. Se marchó a España y quedó en su lugar el «Cucaracha» Mora, que dio poco que hablar. De ahí me voy hasta 1989, cuando llegó el argentino Mario Humberto Lobo, muy recordado por esos dos goles a Boca en la Bombonera por la Copa de ese año. Poco duró Lobo. Era para que se quedara más tiempo. Hubiera sido ídolo. Lo firmo.
Los dorados 90 nos traen allá por 1991 a Franco Navarro y al querido Horacio Baldessari, la «Pepa». Franco tenía el prestigio de haberla roto en Independiente de Avellaneda unos años antes pero en Cristal no dejó mucha huella y en 1992 se marchó a Suiza. La «Pepa» sí logró meterse en el corazón de la hinchada y aunque sólo jugó hasta 1993, pareciera que hubiera jugado toda la vida por Cristal. Ya por esos años alternaba un canterano que sería nuestro 9 referente por los próximos 3 años: Flavio Maestri. Aunque ahora es repudiado (hizo méritos para eso), en esos años fue ídolo celeste indiscutible.
En 1996 Maestri se va a España y desde la segunda argentina llega para reemplazarlo otro que haría historia: Luis Alberto Bonnet.
No hace falta decir mucho sobre Bonnet. Lo curioso es que a pesar de lo logrado en 1997 al «pelado» no le renovaron y recién lo tuvimos de vuelta allá por el 2001, luego de que pasara por Cienciano (¿?) y nos recordara sus dotes goleadoras. En 1998 llegó el brasileño Nilson Esidio y la verdad es que pagó bien su contratación. Fue el máximo artillero del campeonato ese año (25 goles). Pidió mucha plata para su renovación y lo dejaron ir. Otro que pudo ser y no fue.
El nuevo milenio llega con otra década para el olvido. Entre el 2000 y 2010 hay poco que rescatar. El «Cuqui» Juárez arrancó el milenio, hizo goles, era bueno pero apenas duró medio año. Regresó Bonnet y siguió haciendo goles pero esta vez los equipos que integró no dieron la talla. Apenas ese 2003-2004 nos hizo pensar que volvíamos con todo. Pero ahí nomás quedó. Llegó el 2005 y surge la figura del uruguayo Sergio Leal, otro que pintaba para ídolo y que se despintó rápido. En el 2008 llega el Chino Ximénez y se convierte en el goleador histórico de Cristal en un solo torneo con 32 goles. Sin embargo, al Chino le gustaba la guita y no renovó con Cristal para irse por dos pesos más a Libertad de Paraguay, donde no brilló ya que el Chino le corría a la patada y ya sabemos cómo es el fútbol paraguayo. Condenado a ser suplente empezó a decir que «extrañaba» a Cristal y lo trajimos de vuelta para pasar sin pena ni gloria la temporada 2010-2011.
Entra la nueva década, de renacimiento con tres campeonatos ganados pero curiosamente no me llega a la cabeza nadie importante (Rengifo, Ávila, el Chapa Blanco, Silva, Picante Pereyra, Beto Da Silva). Ahora surge Herrera, que me parece el mejor 9 en los últimos 20 años. Sin embargo, todavía es pronto. Ya lo están pidiendo desde Argentina y México. Ojalá quiera quedarse y llevarnos con sus goles a otra final de Libertadores, como lo hizo Bonnet. Y quién sabe, ganarla con un gol suyo.