Y los huevos, Sporting Cristal, ¿dónde quedaron?

Cada vez que me lo decían, siempre les respondí preguntando: “¿qué es ser pecho frío?”. Y nadie me supo nunca responder. Siempre creí que la diferencia entre tranquilidad para luchar y dejar de luchar, era una línea delgada y bastante confusa. Pero bastaron 18 minutos en Uruguay, para que los jugadores de Sporting Cristal me enseñaran el significado de ese término que muchos usan, y nadie sabe argumentar. La próxima vez que alguien tenga una duda sobre el término, los invitaré a ver el segundo tiempo en Uruguay. Si es que te joden estas líneas discúlpame, Sporting Cristal; pero imagínate como me duele lo que nos hiciste el martes pasado. Discúlpame, pero así como muchas veces te apoyé en las peores derrotas, hoy con mucha autoridad te digo que nos hiciste pasar una vergüenza que será difícil de revertir. Aunque hayan pasado casi 72 horas (que intencionalmente prolongué), aún jode mucho la vergüenza, y peor aún cuando tu presidente sale a decir que «es consciente que las cosas se hicieron bien«. Y no es vergüenza por no clasificar, porque para ser sincero, el fútbol me enseñó que un equipo peruano, hoy, va eliminado a la fase de grupos. No te hablo de vergüenza porque en el 2014 y en el 2015 fue impotencia lo que sentí, impotencia por estar a un gol, un minuto, un error o un penal, de clasificar. Hoy siento vergüenza porque los jugadores celestes dejaron de pelear desde el segundo gol de Peñarol.

Un equipo con pocas chances de clasificar contra un equipo sin una chance pero que jugaba el honor. Jugadores trotando, cuando otros corrían por la esencia del fútbol: el orgullo de ganar. Estoy seguro que no les va a costar identificar quienes fueron los de Sporting Cristal, y quienes los de Peñarol.  Y no es que Peñarol con sus tres cambios empezó a jugar de maravilla. Les bastó una buena carajeada de su entrenador para que, en caso pierdan, lo hagan con la cabeza en alto. Peñarol ganó el partido con fútbol, sí; pero más con empuje y huevos que otra cosa. Si hay un primer análisis que hacer, es que nos ganaron con empuje y nosotros salimos limpios de la cancha. Limpios y sin sangre (te excluyo, Horacio Martín). Tengo la oportunidad de escribir acá hace casi 2 años, y siempre habrás leído que considero al término “huevos” como sobrevalorado. Pero cuando el fútbol no aguanta más, es cuando los “huevos” toman importancia. Me podrás decir que puedes no hay presupuesto para comprar jerarquía, potencia, calidad, técnica o cualquier otro determinante en el fútbol (porque efectivamente Ábila y Ávila valen lo que valen porque uno no falla). Pero no me puedes decir que los “huevos” y el carácter también están fuera del presupuesto. No me puedes decir que Alexis Cossio trota su marca porque no hay presupuesto para traer a alguien que sí corra. No me puedes decir que no hay presupuesto para que alguien tome la decisión de no renovarle a Diego Penny, quien no sólo está siendo de los peores arqueros que pasaron por Sporting Cristal, sino que está empezando a entrar al club de los Quina, Pérez, Fernández, etc. ¿Cuántos fouls hiciste, Sporting Cristal, para parar el embiste de Peñarol en esos 18 minutos? A veces, sólo muy pocas veces, y para resistir, es necesario parar el juego con fouls. No me digas que no hay presupuesto para los fouls. No me digas que los huevos se compran. Porque si me dices que no hay amor propio, entonces que se vayan todos. Es lo mínimo que te pido.

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Minuto 85: 8 de Peñarol atacando. Atacando por ganar. Ojo: eliminados estaban

¿Culpables? Todos, en menor y mayor medida. Desde la dirigencia que sigue ahí con errores y excusas repetidas; pasando por Mariano Soso y su Comándo Técnico, quienes no pudieron cambiar el rumbo de la derrota y además porque los refuerzos que trajeron hicieron muy poca diferencia; y terminando por los jugadores quienes dejaron de pelear y por sus constantes errores individuales que nos dejaron con el “casi”. Públicamente he apoyado la propuesta de Mariano Soso, y hoy lo vuelvo a hacer: las estadísticas y los momentos de los partidos no son casualidad. Pero tampoco es casualidad el poco balance entre líneas, ni la imprecisión en replanteos. Hoy la suma del poco nivel defensivo y la inocua capacidad ofensiva, hace que a los rivales no les importe si los dominas entre áreas; se pueden sentir hasta cómodos. Pregúntale a Peñarol, Huracán y, para no irnos muy lejos, a Municipal, Comerciantes, UTC o San Martín. ¿Y saben a quién le va a terminar de desinteresar? A nosotros, los hinchas. Por supuesto que es muy fácil hablar, analizar y ver todo esto cuando no sientes el dolor del hincha, no te culpo. ¿ Y ahora qué? queda trabajar, mejorar, hacerse fuertes, corregir y seguir trabajando. Creo que este año ya pocas cosas podrán hacer olvidar la vergüenza de Uruguay. Ojalá el tiempo ayude a identificar quienes sí son capaces de matar por Sporting Cristal. Lamentablemente habrá poco contra qué medirlo. Habrá que esperar un año más, otra vez.

1 thought on “Y los huevos, Sporting Cristal, ¿dónde quedaron?

  1. En muchos analisis (de otras ocasiones) de Juan Pablo, no estuve de acuerdo, aunque en este tambien noto alguna defensa a Soso, bueno, esto no lo entiendo, pero esta vez si estoy de acuerdo en que los jugadores el segundo tiempo salieron a jugarlo pero dejaron los huevos en el mercado y asi no se puede jugar al futbol, estos que saben muy bien quienes fueron, debieran dedicarse a otra cosa pero nunca a jugar futbol y mucho menos a avergonzar a SPORTING CRISTAL por todo lo que significa para la hinchada nuestra institucion, nosotros los que jugamos desde afuera sentimos mucho mas una derrota y una especialmente vergonzosa como la de Uruguay que estos dizque jugadores nos hicieron pasar. Este equipo deberia empezar de cero desde la dirigencia plena, pasar por el cuerpo tecnico y los jugadores que no «maten» (deportivamente hablando) por los colores de la institucion, solo asi volveria YO, a confiar en el equipo, y no me tilden de anti-celeste o me coloquen otro nombre, pero a mi este equipo me dejo bien jodido. por ahora no vere ningun partido del Cristal ( eso no me quitara de seguir siendo hincha)hasta que pase un poco el malestar y la verguenza

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