20 años.
Fue hace 20 años, un 24 de septiembre de 1995 que se reinauguró el entonces aún llamado Estadio San Martín de Porres.
La hinchada celeste se congregó y abarrotó – poco más de 14 mil hinchas – el escenario para presenciar una más de las goleadas que el equipo cervecero, la verdadera «Máquina Celeste», regalaba a su gente. Fue 6 a 0 sobre Cienciano – curiosamente el equipo al que enfrentamos este fin de semana en calidad de visitante – con goles de Flavio Maestri, Roberto Palacios (por partida doble cada uno), Julinho y Jorge Soto.
Desde entonces, el «San Martín» – que ahora lleva el nombre de uno de nuestros ídolos, el gran Alberto Gallardo – se volvió la casa de «El Más Querido». Un estadio que se convirtió en fortín, donde mantuvimos una racha de invictos por casi tres años y donde se agolpan los recuerdos. Hasta el año pasado, la Celeste ha jugado ahí 337 partidos, ganando 240 de ellos. El 71%. Una localía clarísima.
Aún hoy, es difícil no recordar los bailes de Julinho, la peculiar carrera de trancos largos de Jorge Soto, los gritos furiosos de Luis Alberto Bonnet revoleando la camiseta y trepándose al alambrado, la magia del Roberto Palacios y las jornadas de pundonor de Jorge Cazulo o la calidad de Carlos Lobatón que aún seguimos viviendo.
Sitio feliz si los hay, el Alberto Gallardo. Veinte años.
A mi, personalmente, me trae el entrañable recuerdo de uno de los mejores regalos de mi padre cuando, de sorpresa, decidió embarcarse conmigo en un viaje desde provincia para poder estar presentes aquel día. Fue la primera vez de un rito que aún repetimos semana a semana. El y yo juntos, en el Gallardo, alentando a Sporting Cristal. El Alberto Gallardo, sus tribunas celestes, su cercanía a la cancha, las figuras radiales que coronan sus cinco puertas y lo caracterizan. Todo ello, para mi, va a estar ligado eternamente a esa sensación de familia, de intimidad, de hogar.
El Gallardo recibió sus 20 años sin el calor de su gente. Pero aún mantiene sus puertas abiertas esperando acogernos para ser testigo – junto a nosotros – de muchas más tardes de gloria.
¡Feliz vigésimo aniversario, querido Estadio Alberto Gallardo!
No es estación «Caqueta», para nosotros es estación «Alberto Gallardo». Aún pienso que no deberíamos buscar un estadio nuevo, sino adquirir finalmente el Gallardo, entiendo que es un bien del estado, pero es una gestión que debe buscarse, alguien dirá que la capacidad no alcanza para libertadores, pero quien dice que no puede construirse una bandeja superior en las 3 tribunas, es nuestra casa, ahí nos sentimos en familia, no tenemos esa pista atlética que nos separa como en el Nacional. En el Gallardo quisiera ser local siempre.
Coincido contigo, pero recuerda que el Gallardo está a dos pasos del abismo y cualquier inconveniente de interes nacional puede quitarnos la licencia de utilizarlo por considerarlo riesgoso. Por otro lado una segunda popular nos serviria para arrinconar a nuestro antojo al rival.