La Cancha: Universitario 0 – Sporting Cristal 0

Promediando la mitad del segundo tiempo, Universitario casi nos hace un gol de taco. Desbordaron por derecha y el centro fue conectado con el taco antes de irse ligeramente desviado. Cristal se estaba salvando, una vez más, del ataque local y de caer humillado. Era consecuencia lógica de lo que se estaba viendo en la cancha. Universitario, sin tener mucho, hacia de todo en la zaga rimense. Con tan sólo una pared abría forados enormes y se encontraba, constantemente a tiro de gol. Fue el momento más bajo de Sporting Cristal en todo el partido y, en general, en mucho mucho tiempo.

Poco después, algo pasó. Cristal se paró en la cancha y empezó a hacer algo distinto pero que se vio como libreto conocido. Dejaron de correr como si estuvieraon apurándolos, se pararon en la cancha, se tomaron 1 segundo en recibir el balón y decidir dónde jugarlo, priorizaron jugarlo con precisión y en el piso en vez del alocado pelotazo a cualquier lado que es marca registrada de estos últimos partidos y así, aunque no se pudiera creer, empezó a nivelar las cosas.

Los últimos cinco minutos del partido fueron un ataque incesante de Sporting Cristal. Antes de eso ya habíamos estrellado dos pelotas al palo y hubo un tiro de Loba que requirió un gran esfuerzo de José Carvallo. Cristal se volcó al área rival y con toques certeros los hizo sufrir al punto de causar que su hinchada vuelva a celebrar un nuevo empate. Estan acostumbrados. Todo lo que sea no perder, para ellos es victoria.

Este cambio, que resultó en algo tan distinto a lo que Cristal venía jugando, no pudo venir del banco. Por que si viniera del banco, tendría que venir con una indicación del tipo “olvídense de todo lo que les he dicho en estos 6 meses y jueguen como saben”. Por que de pronto se vio la sombra del equipo del 2012 – ese que jugaba con orden, con cadencia, con toque y con precisión – y desapareció todo rastro del espejismo que ha sido el Cristal de inicios de año: constante movimiento posicional, juego al pase largo, mucho vértigo a costa de la precisión. Fue como si el equipo, de pronto, se liberara de un corsé incómodo y empezara a jugar como le sale naturalmente, como le pide el pie, como debería jugar siempre.

La hinchada de Cristal no se retiró contenta con este empate pero eso no es novedad. Cristal había jugado muy mal este partido – otra vez – y el rush final del equipo que arrinconó al rival no bastaba para borrar la imagen de que el equipo sigue siendo un equipo contrahecho y que se depende más de una decisión interna de los jugadores que de una orden certera del banco. Por lo pronto, en el banco gritaron todos. Daniel Ahmed intentó justificar su presencia a través de su histriónica actuación al costado del campo y, cada vez con mayor frecuencia, fueron Mariano Soso y Jorge Espejo quienes salieron a gritar y dar indicaciones. Se siente – y se ve – mucho nerviosismo en la banca. Así dificil.

Por que nerviosismo también se vio en el equipo. Con Revoredo y Álvarez inseguros, ni Cazulo ni Paolo quisieron arriesgar. Ante cada ataque rival, retrocedían y Cristal – asustado e inseguro de sí – se refugiaba en su propia área. A pesar de eso, y siempre que Universitario pudo hilvanar tres pases, se encontró a tiro de gol. Poca salida, poca idea, poca precisión. Con más fortuna que fútbol conseguimos estrellar una pelota en el travesaño y poco más. Al segundo tiempo, cuando se esperaba el replanteo, Ahmed no hizo nada. Cristal salió con el mismo equipo y el mismo sistema. Como si el comando técnico ya no tuviera ideas. Como si temiera mover cualquier pieza. Como si ellos tampoco tuvieran confianza en su lectura de partido y en sus decisiones.

Y a pesar de todo eso, a pesar de que tengamos un técnico que no sabe qué hacer con su equipo y un equipo que ya perdió convencimiento y seguridad, a pesar de todo el mal momento que vivimos, quedó la impresión de que Cristal podría dar mas si tan sólo se tuviera una idea clara en el liderazgo. Si los partidos anteriores levantaron cuestionamientos sobre la capacidad futbolística del técnico, este partido levanta cuestionamiento en su capacidad de ser líder de un equipo de fútbol profesional. En su misma capacidad de ser líder de un Comando Técnico que, a pesar de qué él estaba ahí parado gritando, se paraban a dar más indicaciones a un equipo asustado.

Cristal está al garete. No tiene capitán al mando. El capitán hace rato que no sabe qué hacer. Y a pesar de eso, cuando el viento no sopla fuerte, de pronto las velas se acomodan por efecto de alguna inercia interna y el barco puede avanzar con alguna suficiencia. Me sospecho que si el capitán tiene alguna astucia, va a dejar que el barco flote a su antojo y nos va a decir que es él quien lo dirige. Es probable que así tampoco se llegue a ningún lado pero, por lo menos, se evitará una mano inexperta que lo lleve al mar picado y termine hundiendo este barco que hasta hace poco mas de un año era un navío fuerte.

Que malas decisiones se han venido tomando en estos quince meses. ¿Alguien se hará responsable de aquellas?

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