La Cancha: Sporting Cristal 1 – Universitario 2

Primero el gusto. Hay que felicitar a los directivos que hicieron posible que, por primera vez, podamos ser locales en un clásico. La organización fue genial y no hubo ningún incidente. La seguridad estuvo garantizada y la fiesta del fútbol se volvió a imponer. Se ha demostrado que Sporting Cristal es el mejor organizador del fútbol peruano.

Luego, el disgusto. A este Cristal de hoy, señores, le falta grandeza. Le falta justamente aquello que siempre tuvo y que hoy brilla por su ausencia.

Falta grandeza en el directivo que hace gestiones pensando más en que el directorio de la cervecería no lo resondre y en cuánto margen de ganancia le puede dejar tal o cual decisión. En el directivo que no toma las decisiones pensando en qué es lo que haría cada vez mejor a esta institución.

Falta grandeza en el comando técnico que hace muchísimos partidos viene observando las mismas falencias y no muestra una reacción para corregirlas. Que ve cómo los partidos se van complicando y cómo los vamos perdiendo sin ensayar una variante nueva, una estrategia nueva, una decisión arriesgada o –cuando menos– un simple correctivo.

Falta grandeza en el plantel de jugadores que se encuentra lleno de futbolistas que, más que jugar el balón, se lo quitan de encima. De jugadores que no sienten su profesión. Porque no podemos pedirles que sean hinchas de Cristal pero si debemos exigirles que respeten su oficio y que se entreguen al máximo por la institucion que defienden. Y también, y sobre todo, porque estamos llenos de jugadores que no merecen estar en Cristal porque les falta calidad.

Hoy por hoy, este remedo de Sporting Cristal, es un equipo que no asusta a nadie, mal manejado, sin reacción en el banco.

Así llegamos a una fecha histórica para todos nosotros. Porque si bien hace 25 años este mismo equipo visito el San Martín. Hoy los locales fuimos nosotros y nos encargamos de hacerles sentir visitantes. Los confinamos al gallinero y pintamos de celeste el recinto, fuimos mayoría e hicimos la fiesta.

Lo que genera cólera –más que indignación– fue ver una falta total de grandeza. “Actitud” la llaman algunos. Yo lo llamo grandeza. Porque si tu juegas en Cristal y llegas a tener la oportunidad de jugar un partido con la importancia del que jugaste hoy, tenías que matar por esta camiseta. Y no mataron.

Tal vez eso sea muestra de que Rivera va a tener que dejar de lado su libreto habitual y arriesgar. Buscar a como dé lugar una salida a este momento. Debe ser consciente –y creo que lo es– que acá no sólo está en juego su puesto como entrenador cervecero sino, lo más importante, su propio prestigio como profesional.

Pero, si es que las condiciones para que mejore no están dadas, si los jugadores no le responden y no puede imponer su autoridad, si los directivos le quieren imponer jugadores extranjeros en puestos que no son urgentes sólo porque éstos son amigos de los referentes, si no le traen los refuerzos que exige; Rivera tendría que reconsiderar si realmente Sporting Cristal es un sitio cómodo para que pueda ejercer su profesión. Rivera es un técnico como para la institución pero ya sabemos que hoy por hoy, este Cristal no es lo que debería ser.

Finalmente, nos queda claro que el manejo dirigencial del equipo ha sido pésimo. En casi todos los aspectos ha sido pésimo. Así como se debe reconocer y agradecer el gran logro que significa el haber jugado este partido en nuestra casa, también se debe decir sin ambajes que el trabajo dirigencial es paupérrimo.

El club aparece acéfalo porque ni el presidente ni el “Director Gerente” dan la cara. El Chino Rivera tampoco da la cara ni comenta al final del partido porque nadie aparece apoyándolo.

Y mientras tanto, uno, que recuerda lo que fue la institución mastica su cólera pensando en todo lo que deja por la celeste querida y siente cómo quienes tienen la suerte de defenderla no la quieren. A ver si algún día le devolvemos la grandeza que siempre debió tener.

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