La Cancha: Sporting Cristal 5 – CNI 2
Para un equipo en formación, cada partido debe dejar una lección y la lección que el equipo del Chino Rivera debe rescatar de este partido contra CNI es una: humildad.
Zanjemos el tema claramente. Antes del partido se sabía (y después del partido se confirmó) que Cristal era mucho más equipo que este CNI. Sin embargo, esa superioridad era para demostrarla y no para creérsela. Cristal se la creyó mucho antes de salir al gramado del San Martín y gracias a esa sobradera, el visitante nos encajó dos goles antes de los 15 minutos.
Para Cristal no implicó mucho problema dar vuelta a ese marcador pero la lección que debemos sacar no es que podemos voltear un partido. Total, eso ya lo hicimos antes cuando enfrentamos a Vallejo o la U. La lección que debemos sacar es que, por más limitado que sea nuestro rival, si nos descuidamos podemos vernos abajo en el marcador. Por más que seamos un buen equipo, la sobradera no nos va a llevar a nada. CNI, sin saber leer ni escribir, nos metió dos goles y esa situación pudo haber sido fatal si el equipo caía en la desesperación y si hubiéramos tenido un poquito de mala suerte.
Hasta el momento de los dos goles es poco lo que se puede hablar de Cristal. Se puede decir, por ejemplo, que en el primer gol de la visita hubo errores en toda la línea defensiva por que se dejó a los verdes cabecear hasta tres veces dentro del área antes de que fusilaran de chalaca a Erick Delgado. En el segundo gol podríamos echar mucha culpa a Reyes y a los dos centrales (Pérez y Martínez) por que dejaron entrar a un rival y sacar un buen centro – Reyes – y por que dejaron entrar al delantero charapa y lanzarse de perfecta palomita (Pérez y Martínez). Pero la verdad, cervecero, es que la responsabilidad no era de estos tres jugadores sino de todo el equipo que dejó jugar a CNI en vez de asfixiarlo de entrada.

Delgado estaba en el arco, Fernández por derecha y Reyes por izquierda rodeaban a Martínez y Pérez. Casas en primera línea y adelante Lobatón y por los lados Carranza y Palacios. Adelante Ximénez de punta y Villareal por los costados.
Cuando el visitante se puso dos goles arriba, la hinchada manifestó su molestia y su temor de que el equipo no encontrara la salida a ese momento o no pusiera lo que se tiene que poner para salir de ese aprieto en el que se metieron. Felizmente la actitud no se hizo esperar. Lo que se hizo esperar fue la efectivización en goles de esa actitud. Cristal – que jamás había perdido el domino de la pelota – empezó a ser un poco más seguro en los pases y se fue con todo. Arriesgando completamente, se expuso al contragolpe, y se lanzó con todo para arriba. Rivera intentó cambiar el esquema de juego sacando a Casas – de buen partido mientras estuvo en la cancha – para que ingrese Yotúm.
Este cambio motivó una variación en la forma como se paraba el mediocampo celeste. Carranza y Lobatón bajaron a formar una primera línea, Yotúm se quedó en la izquierda para jugar con Reyes y Palacios se recostó a la Derecha. Con esa formación Cristal se acordó que estaba de local y tenía que ganar y con muchas ganas y actitud empezó a coser a centros a CNI. Las ocasiones no se hicieron esperar aunque hay que señalar que los remates directos al arco no fueron muchos. El quincuagésimo tercer centro lo lanzó Villareal y lo pescó en la boca del arco el Chino Ximénez. El grito era la muestra de que todos sabíamos que este primer tiempo tenía que terminar por lo menos con el descuento por que sino las cosas se podrían poner realmente cuesta arriba.
Y aunque los comentarios en el entretiempo manifestaban la molestia de todos por cómo nos habíamos dejado marcar dos goles, eran más bien pocos quienes pensaban que ese partido se perdería. La idea general era que Cristal podía voltear fácilmente este resultado y es que la sobradera puede estar en la hinchada, jamás en el equipo.
Lo que debe haber en el equipo es furia. Molestia por que el partido se complicó innecesariamente y ganas de poner las cosas en claro. Precisamente lo que mostró la celeste en el segundo tiempo en el que se marcaron cuatro goles para dejar bien en claro que en el San Martín, los chicos deben salir siempre goleados. Villareal, Ximénez, Reyes y Sánchez sellaron la victoria cervecera en un segundo tiempo que fue enteramente celeste y en el que el juego del equipo se dedicó a aplanar las intenciones del visitante. Con decirte que el mayor apuro que pasó Erick Delgado en ese segundo tiempo fue un mal rechazo de Pérez que casi se convierte en autogol. Las soluciones las trajo Cristal y las complicaciones, también se las traía Cristal.

Hubiera podido ser un gran partido, una goleada de escándalo como las que veíamos hace años pero, por la innecesaria sobradera del equipo, se volvió en un partido con susto. Sin embargo, trae no sólo la lección de la humildad sino también una inyección de buen ánimo tras el partido en Ayacucho.
Una inyección de buen ánimo que nos permite viajar optimistas a Chimbote.