Se busca casa
A estas alturas esta noticia todavía no tiene la repercusión máxima que va a llegar a tener pero ya casi todos debemos estar enterados de los comentarios del Jefe del IPD en el sentido de que no se renovará el contrato de alquiler que el Estado Peruano tiene con el club Sporting Cristal respecto al uso del estadio San Martín de Porres.
I. ANTECEDENTES
La figura es esta: En 1995 el club Sporting Cristal firmó un contrato con el IPD por el cual iba a ocupar el estadio santo por los siguientes 15 años. A cambio, Cristal se comprometía a restaurar el recinto y ponerlo en condiciones suficientes como para acoger fútbol profesional. El San Martín fue acondicionado y durante años tuvo la mejor cancha del país para la práctica del fútbol. La hinchada cervecera lo hizo su casa y el equipo conoció en ese estadio largas rachas de triunfos.
Pero el año 15 es este 2010 y el jefe del IPD – que no se caracteriza precisamente por la lucidez de sus ideas respecto al tratamiento de la infraestructura deportiva – ha sido claro en señalar que el 2011 el San Martín ya no sería alquilado a Sporting Cristal por que piensan “priorizar” otras disciplinas.
II. CONTRADICCIONES
Esto merece una crítica. En primer lugar, el San Martín es un estadio de fútbol Entonces, fuera del fútbol, no podría recibir otras disciplinas. No tiene pistas para acoger atletismo ni tampoco podría acoger basket, voley o tennis. A no ser que sean deportes como el rugby, fútbol americano o hockey en grass – que no son precisamente los que se juegan en el Perú – no entiendo a qué otro deporte puede servir ese recinto.
¿A qué “atletas” entonces se refiere Arturo Woodman?
Luego, hasta donde yo tengo entendido, el San Martín no ha estado dedicado devotamente a Sporting Cristal en estos 15 años. Por el contrario, en él han jugado varios otros equipos e incluso la Segunda Profesional. Eso significaba que con Cristal, el San Martín era una instalación vigente y útil.
Por el contrario, el mantenimiento que el IPD da a sus instalaciones es paupérrimo por una cuestión de presupuesto. En efecto, la forma más fácil y simple de hacer que un recinto deportivo devenga en inutilizable es dejándolo al mantenimiento del Estado. ¿A qué voy? A que, sin Cristal, el San Martín va a volver a ser lo que fue hasta 1994, un potrero inutilizable. ¿De qué habla entonces Woodman?
Pero el señor no se quedó ahí. La puya gratuita e innecesaria a la institución fue lo que lo inspiró: “Ya es hora que Cristal no dependa del IPD y tenga su propio estadio“. Sin cuestionar el hecho de que Cristal merece su propio estadio, sorprende la suficiencia con que habla este señor como si su institución le estuviera haciendo un favor a Sporting Cristal.
Desde dónde yo lo veo, gracias a Sporting Cristal, el IPD tiene un recinto que, de todos los sujetos a su administración, es el mejor de toda la región. Vamos que ni el Grau ni el Nacional – perjudicado gravemente con la cancha sintética que pusieron ahí – ni la cancha de los muertos, tenían las ventajas y comodidades del San Martín. ¿Quién le hacía el favor a quien?
Por otro lado, el San Martín era el único estadio por el que no se le debe plata al IPD. Los otros equipos le deben por el alquiler del Mansiche, el Elías Aguirre, el Miguel Grau, etc. ¿Sporting Cristal? No, señores, Cristal no tiene deudas.
III. EXAMEN AL SAN MARTIN
Sin embargo, el San Martín – querido y todo – era un estadio incómodo. Las principales incomodidades eran dos: el acceso y el río.
En efecto, al tener todos los accesos tan cerca el uno del otro, no podía recibir a dos grandes hinchadas sin que estas se tengan necesariamente que enfrentar. Y, por otro lado, la cercanía con el río hacía que la tribuna sur jamas se haya habilitado y que ni siquiera tuviera un acceso propio.
Pero además hay otro tema que yo lo manejo de fuentes extraoficiales y era el hecho de que la debilidad del terreno obligara a que no se construyera ninguna estructura adicional como, por ejemplo, una segunda bandeja en oriente. ¿Por qué? Porque la resistencia de ese suelo (precipicio a la orilla del Rímac) podría ceder al recibir una estructura más. En buen cristiano: si construíamos algo, nos íbamos todos al río.
Y esto tenía su desarrollo: el suelo iba a debilitarse con el paso del tiempo (y posiblemente ya se haya debilitado en los últimos 15 años) y aunque actualmente no existen daños estructurales en el San Martín no estaría lejos el día en el que ya no se pueda usar el recinto bajo el peligro de … irnos todos al río.
Y con esto de las lluvias en la sierra y el incremento del caudal del río, no me sorprendería que ese momento esté cada vez más cerca.
Entonces, que algún momento teníamos que irnos del San Martín estaba claro.
IV. POR QUE NOS QUEDAMOS
Pero a mi me queda la idea de que la dirigencia de Sporting Cristal tenía la intención de quedarse el mayor tiempo posible en el San Martín por que, a pesar del acceso y el río, era un sitio cómodo.
¿Por qué?
Pues porque quedaba cerca del club, uno, por que tenía una capacidad adecuada para la hinchada cervecera, dos, y por que no generaba mayores gastos al club, tres. Sobre esto último, según tengo entendido (abogados administrativistas ayuden a este mortal procesalista) al ser el estadio propiedad del Estado … no pagaba impuesto predial ni arbitrios.
V. LOS PROBLEMAS DE LA CASA PROPIA
La construcción de un estadio propio es algo bonito. Quién no quisiera tener su propio estadio. Sin embargo, para Cristal esa opción significaba un costo tremendo. ¿En qué?
Pues en primer lugar en el valor del terreno. Lima es una ciudad copada totalmente y no hay áreas que puedan ser acoger un estadio. Ni en el Rímac ni en ningún distrito de Lima “centro” existe un terreno libre susceptible de ser utilizado para esa construcción. Los terrenos que existen ya tienen dueños y es previsible que el valor del terreno se eleve cuando el dueño se entere que lo quiere Sporting Cristal para hacer su estadio.
Es decir, si por ejemplo el dueño podría vender su terreno a un dólar por metro cuadrado cuando sepa que es el club el que quiere ese terreno para su estadio, lo subiría a 10. Yo lo haría.
La otra opción es hacer el estadio en una zona periférica y alejada de la ciudad. El Cono Norte o el Cono Sur más que el Cono Este serían las zonas más factibles. Sin embargo, acá se generan dos temas. El primero es la lejanía del estadio. Si nos vamos a un extremo, hacemos más dificil el acceso para la gente del otro extremo. Por eso es que se prefiere una ubicación “céntrica”. El segundo tema es el tema seguridad.
Los conos son las zonas con mayor proliferación de pandillas y ubicar al estadio ahí es prácticamente una provocación a que se incremente la lucha de pandillas entre quienes buscan agredir al edificio y quienes buscarían protegerlo. De nada serviría hacer un estadio en un sitio en el que – ya sea por estar lejos o por estar rodeado de una zona peligrosísima – nadie va a ir.
En segundo lugar, tenemos los costos de construcción. Construir un estadio no es como comprar pan. Hay costos de arquitectos, obreros, acabados, etc. Y eso como que no es fácil. Sobretodo si te pones a pensar de que la construcción no implica sólo una cancha y tribunas sino que posiblemente haya que pensar en túneles y caminos para que las hinchadas no se encuentren. Cosas así.
En tercer lugar están los costos de licencias. No me refiero sólo a las licencias para construir el estadio sino también en los costos que implica convencer a las autoridades. Convengamos que hoy por hoy nadie quiere un estadio cerca a su casa. Un estadio, lamentablemente, trae varias cosas como inseguridad, barras bravas, suciedad, etc.
Dónde sea que quieras poner el estadio va a haber gente en contra del mismo que va a hacer todo lo posible para que no se construya o para que, una vez construido, no se juegue en él o se juegue lo menos posible. Por ejemplo, el estadio de Ate tuvo que esperar 9 años para que se puedan jugar los clásicos y aún hay gente que no quiere eso.
En cuarto lugar tenemos los costos de mantenimiento. El San Martín era un estadio con un mantenimiento bajísimo pero si tuviéramos uno propio tendríamos que zafar con los costos de servicios (agua y luz en tarifas empresariales) y con un personal permanente dedicado al mantenimiento del edificio y las instalaciones. Eso sin contar que en los meses que no haya campeonato el edificio sería un edificio ocioso y sin contar además los impuestos predial y pagos por arbitrios.
Es claro que habrían ingresos por publicidad, por abonos y por taquillas pero … habría que tirar pluma para saber si efectivamente eso cubre el costo.
A eso súmale lo que dijimos en la última entrada: a Cristal ya no le sobra la plata.
¿Que el Alianza y la U tienen su propio estadio? Si, es verdad y yo te pregunto ¿Cuántas deudas tienen esos equipos? ¿Recuerdas que Alianza tiene el estadio embargado y que la U esta hipotecada de por vida con Gremco por que aún no puede pagar el costo de la construcción?
Entonces, pisemos tierra y veamos que no es tan fácil y que si no se ha hecho hasta ahora es por que es una tarea difícil y no sólo por que los dirigentes tal o cual.
VI. PROPUESTAS
Pero ya que estamos en esto es hora de buscar soluciones y propuestas. A este paso, el 2011 vamos a tener que jugar de alojados en algún estadio hasta que abran de nuevo el Nacional (a mediados del 2011).
Habrían entonces cuatro preguntas a contestarse: ¿Dónde se debería hacer el estadio? ¿Cómo se financiaría el costo del estadio? ¿Qué capacidad debería tener? ¿Nombre?
Por mi parte creo que la única pregunta que tiene una respuesta más o menos establecida es la última. Si Cristal tiene un estadio, el nombre de este debería elegirse de una dupla: o bien Ricardo Bentín o bien Alberto Gallardo. Y entre ellos, yo creo que debería tener el nombre del fundador.
Ahora, respecto a la capacidad, creo que pedir un estadio de más de 25,000 espectadores es innecesario. Con esa capacidad alcanzamos la exigencia de la FIFA para disputar partidos internacionales importantes y suficiente. Salvo partidos excepcionales, la hinchada de Cristal ha tenido un promedio de 20,000 espectadores máximo. Hablar de 30, 45 o 60 es simplemente hablar de algo irreal.
Ahora, el real problema son el lugar y el costo. Y ahí se necesitan muchas ideas y mucha decisión.