La Cancha: Juan Aurich 2 – Sporting Cristal 1

Fue Amilton Prado el último jugador celeste que recuerde que abandonó una cancha con lágrimas en los ojos. Era el 2007, nos jugábamos la baja y perdíamos casi todos los partidos que jugábamos. Pero, claro, el Cholo y sus lágrimas que mostraban confusión son distintas a las que vi ayer.

Alejandro Gonzáles es uruguayo, tiene 23 años. Es titular en la defensa central y tiene buenos partidos y partidos malos. Ayer abandonó la cancha de Chilcayo con lágrimas en los ojos. No se retiró mirando al suelo. Se retiró con la cara levantada y su rostro mostraba rabia, no confusión, no tristeza, rabia. Otra vez, esportin querido, despiertas lágrimas.

Juan Lojas es defensa central. Es juvenil de Sporting Cristal y ayer tuvo que ser titular ante las expulsiones de Villalta y Anchante. Él también salió expulsado, algo debe tener ese puesto que todos salen expulsados. Jugó el partido a mil. Le puso muchas ganas, más ganas que talento en algunos momentos también. Metió y metió todo el tiempo que estuvo en la cancha. La juventud le jugó mal y su desesperación por contener a Ibarra lo hizo ganarse la expulsión.

Carlos Zegarra fue uno de los jugadores que despertaba pasiones encontradas en Cristal. Llamado «pecho frio» a mi personalmente me gustaba por que ordenaba el mediocampo pero, sobre todo, por que es uno de los pocos jugadores que cuando metía un gol con la celeste besaba la camiseta. No la revoleaba como Bonnet ni la mostraba con orgullo como Soto o con cariño como Palacios. Zegarra quería su camiseta, era hincha cervecero. Alguna vez se la quitó, la puso en el suelo y, de rodillas, le empezó a hacer reverencias. Habría que ser muy mezquino para no recordar eso hoy cuando traen de vuelta al club a mercenarios. Ayer marcó un golazo. Carvallo no pudo hacer nada.  Y se fue corriendo a la tribuna mientras, a codazos, rechazaba los abrazos de sus compañeros. Le salió un golazo y lo corrió, no lo festejó. ¿Por qué? Por que se lo metió a Cristal y él, profesional y todo, adora a esa camiseta.

Erick Delgado fue la figura del partido. Tapó de todo menos el balazo que lanzó Carlos Lobatón en un tiro libre cuando la barrera ni se había terminado de colocar. Delgado recibió la ovación de las dos hinchadas y sufrió lo indecible cuando un pase largo suyo terminó en el segundo gol de Aurich. Justo él que tanto amor le tiene al club, participó activamente en la ventaja definitiva del Aurich. Al final, mientras lo felicitaban por el partido, él se fue a abrazar a los que defienden la camiseta de la que lo alejaron. A consolar y a fundir en ellos el que también es su deseo: Cristal se va a levantar pronto.

Cristal no es sólo los once jugadores que estuvieron ayer en la cancha. Cristal es más que eso. Cristal es la gente que vio el partido por televisión y los hinchas que viajaron 12 horas hasta Chiclayo. Cristal es el técnico y los dirigentes que manejan la institución hoy por hoy pero también es el grupo de jugadores que acogió y que aprendió a querer. Y hoy, a todos, nos duele. Cristal duele, mucho, y ese dolor no se oculta fácilmente.

En el Aurich de ayer jugaron varios excerveceros. A contar: Delgado, Marengo, Álvarez, Chiroque, Espejo, Chará y Zegarra. Y son punteros.

Oblitas mandó al campo a lo mejor que tiene. Eso no se puede discutir. Otra cosa es que eso no alcance para más. Carvallo, Prado, González, Lojas, Reyes, Lizarbe, Pérez, Casas, Lobatón, Palacios y Aliberti. Una línea de tres contenciones para evitar el juego del Ciclón y el Chorri acompañando a Aliberti.

El partido, a diferencia de los anteriores, no mostró un Cristal tan fracturado. Se empezó bien pero el golazo de Zegarra a los 8′ fue un baldazo de agua fria. Justo cuando el equipo se acomodaba, empezaba a tomarle el pulso al rival, nos veíamos abajo. ¿Errores? Los de siempre. Arriba que no se llega con claridad y abajo con una fragilidad tremenda. Pero así y todo el partido se hizo complicado en el medio. Aurich llegaba pero no mataba y Cristal intentaba con lo que podía – que aún es poco – llevar peligro al arco de Delgado.

El gol de Ibarra tras pase largo de Delgado pareció ser el punto final de este equipo. Felizmente no lo fue. Ya ambos equipos nos habíamos quedado con 10 por que se fueron Lojas – por pisar a Ibarra – y Zegarra – por pelearse con Lojas – a los camerinos.

En el segundo tiempo, Cristal sacó a Lizarbe y metió a Yotum (que volvió a entrar bien) y se fue para adelante. Se dice que los jugadores le prometieron a Oblitas poner toda la carne en el asador. Y si a mi me preguntan, yo creo que la pusieron. Otra cosa es que eso no alcance. Entonces Cristal atacó y atacó y atacó. Aurich hizo poco en el segundo tiempo y por eso es que Delgado se convirtió en figura. Mientras nos duró el físico corrimos y corrimos, mientras pudimos arrinconamos al local.

Pero … no podemos.

No podemos por que sólo con ganas no se gana en el fútbol. No podemos por que Cristal siempre jugó con fútbol. No podemos por que hay jugadores que nunca debieron vestirse de celeste (y esa es tu principal culpa, Juan Carlos). No podemos por que mientras nosotros, a mitad de campeonato, estamos buscando «encontrarnos» como equipo los demás equipos ya hace rato que se encontraron y están buscando, más bien, consolidarse. No podemos por que hemos regalado tres meses y los demás han aprovechado esas ventajas. No podemos por que falta humildad en el plantel y el comando técnico. No podemos por que muchos jugadores creen que ya han dado bastante y que no se les puede exigir más.

Dicen que el hincha de fútbol puede soportar las derrotas pero nunca la falta de actitud. Que uno puede perder pero jamás debe dejar de sudar la camiseta. Dicen también que el hincha de Cristal es exigente por que vive con el recuerdo del equipazo del 94. Yo estoy de acuerdo con lo primero, no con lo segundo. El hincha de Cristal ya no pide otro equipo como el del 94. Despues de lo pasado en los años 2000, 2001 y 2007, el hincha de Cristal sólo pide que el equipo haga honor a la camiseta celeste que tiene en el pecho. Que nos vuelvan a respetar. Que nos vuelvan a temer. Por que, hoy por hoy, cualquier equipito se cree con los pergaminos suficientes como para ganarle a Cristal. Y eso no puede ser así.

Ayer se vió actitud en el equipo. Eso vale. Eso se aplaude. Ojalá que no sea flor de un partido. Pero ¡ojo! Eso no es suficiente. Eso no basta. En Cristal, para los que se han olvidado, se debe jugar fútbol. Y se debe cuidar el prestigio que nos ganamos. No en vano llevamos 50 años de grandeza para que venga cualquier advenedizo y en cinco meses dilapide el respeto que tenemos ganado.

El siguiente partido contra Sport Huancayo es más dificil aún por ese tema de la altura y por el cansancio que significa jugar tres partidos en ocho días. Ahí se confirmarán varias cosas. En primer lugar, se podrá ver si la actitud del equipo se mantiene y, en segundo lugar, se podrá confirmar que sólo con actitud no basta. Ojalá regrese el fútbol vestido de celeste.

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