La Cancha: Sporting Cristal 1 – Alianza Atlético 0
Si algo está aprendiendo el hincha de Sporting Cristal durante este año, es a sufrir. Sufrir para perder y sufrir para ganar. El partido de hoy, frente a un equipo sin muchas luces como el sullanense, es una muestra de lo que le espera al Cristal en el resto del campeonato.
Si bien el juego de Cristal ha mejorado, sigue careciendo de la contundencia y la precisión necesarias para empezar a salir de la incómoda posición en la que aún se encuentra en la tabla de posiciones. Ganar siempre es bueno, pero no se trata sólo de eso, recordemos que hace unas fechas obtuvo los tres puntos en Tacna y se empezó a hablar del fin de la mala racha. Lo que vino después ya todos lo conocemos.
Sporting Cristal dominó el partido, es cierto, pero resulta contradictorio que un equipo que genera tantas ocasiones termine pidiendo la hora. Lobatón desperdició un tiro penal empezando el partido, se malograron varios contragolpes por decisiones erradas de los atacantes (hubo uno particularmente clamoroso en el que Chará debía darle la pelota a Da Silva, que estaba completamente solo a su izquierda y se la entregó a Prado, que venía marcado por la derecha), Chará falló un gol en el que lo único que tenía que hacer era empujar la pelota hacia el arco y la envió afuera. Y mientras más goles se fallaban, la desesperación y los fantasmas de partidos pasados empezaban a aparecer en el estadio San Martín. Cada ataque del Alianza Atlético era un preinfarto para los hinchas de Sporting Cristal.
El gol lo marcó Gianfranco Espejo, quién ingresó por Rainer Torres, quien tuvo que salir, una vez más, por lesión. Fue tras un centro bien ejecutado por Chará, uno de los jugadores más criticados de la actual campaña pero que termina siendo una de las más importantes cartas en la ofensiva rimense (genera el penal en el primer tiempo y da el pase de gol en el segundo).
Hay que destacar la mejora en el juego de ciertos jugadores claves, como Fassi, Hernández y el mismo Chará y el importante aporte de Cristiano da Silva en el ataque, un jugador luchador y aguerrido cuya buena ubicación lo hacen muy peligroso para cualquier defensa rival. Está todavía en deuda Ísmodes, quien resulta impreciso en los servicios y en la definición, enredándose constantemente y desperdiciando oportunidades clara en ofensiva.
Sporting Cristal va a tener que sufrir mucho de ahora en adelante, no se juega poca cosa, la permanencia en primera división debe ser motivación suficiente para que cada uno de sus jugadores den un poco más de sí en los encuentros que le faltan disputar. No será nada fácil conseguirlo.