Pisar tierra y empezar a caminar.

Lo que más duele es el orgullo.

Y es que el hincha de Cristal aún no se resigna a entender que su equipo ya no tiene ninguna esperanza de luchar un campeonato o una clasificación a un torneo internacional. Aún guarda la esperanza de que el equipo pueda sacudirse el marasmo que lo cubre y empiece de una vez a ser “Cristal” para lograr, como siempre, ir a una Copa Libertadores que nos ha alojado los últimos 14 años consecutivos. El hincha de Cristal no se resigna a hacer sus cálculos no mirando arriba sino mirando única y exclusivamente abajo, a los puntos que lo separan de la baja.

Es por eso que esta derrota ante Boys duele.

Para un equipo que juega la baja, una derrota abultada de visitante ante un equipo que está metiéndose arriba en el campeonato, es algo predecible y que no generaría mayor confusión ni dolor. Un equipo que juega la baja se debe concentrar en ganar de local y rescatar algunos puntos de visita. Si no se pudo, ni modo, para el próximo partido será.

Pero un equipo que entendía que podía volver a competir por algo importante, que esperaba que la mala racha llegue a su fin y empiece de una vez la “buena racha” (aquella que nos llevaría de vuelta a los primeros lugares y a pelear por algo digno), es un equipo que no piensa en “hacerse fuerte de local y rescatar algunos puntos de visitante”. Es un equipo que quiere ganar todo lo que juega y cada partido perdido, cada gol encajado, es una afrenta que duele.

Si la victoria ante Alianza Atlético prendió una esperanza de “reinicio”, de “volver a ser Cristal”, la derrota en El Callao nos regresa a nuestra realidad. Somos un equipo que juega la baja y que debemos pensar únicamente en salvar la categoría. En ganar los cinco partidos que nos faltan de locales y buscar algunos puntos en las visitas. Debemos pisar tierra, aceptar la realidad, reconocer el punto de inicio y de ahí empezar a caminar. Aunque duela.

Desde esa idea, tal parece que hay que ir a Arequipa a enfrentar a Total Clean pensando primero en cuidar el arco propio, asegurar el cero y ver si podemos contragolpear y sumar puntos. No vaya a ser que por querer ir a buscar el partido terminemos como hoy. Debemos reconocer que el estado anímico del equipo no da para más.

Queda una rueda entera. Se vienen partidos muy difíciles. Tenemos que ir al Cusco, a Arequipa dos veces, a Sullana (rival directo) y a Matute. Nos restan tres partidos en el San Martín (Bolognesi, Ancash y Boys) que tenemos que ganar de todas maneras, un partido de local en Nacional ante Universitario y dos partidos más de visita en Lima (Municipal y San Martín). Restan 33 puntos, tenemos que ganar cuanto menos 17.

Tal parece que no nos queda otra que empezar a hacer cálculos.

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