¿Cuál es el objetivo de hacer una «Tarde Celeste«?

Definitivamente, me dirás, ver un partido de fútbol luego de todo el tiempo que pasó desde el fin de la temporada anterior. Vamos que dos meses y medio sin poder ver a Sporting Cristal es un tiempo pesado. La ceremonia de estar pendiente del equipo todas las semanas forma parte de la vida de cada uno de nosotros y, cuando esa rutina se detiene, uno se siente algo extraviado. A la vida le falta algo. Entonces, cuando ese algo regresa, pues amerita hacer una fiesta.

Pero, si bien el plato fuerte es un partido de fútbol, es un partido inusual porque de «fútbol» es poco lo que se puede sacar. No es raro que los amistosos de pretemporada sean engañosos, que lo que se ve en ellos termina casi siempre siendo diferente a lo que se va a ver durante la temporada (tanto para bien como para mal), que el resultado es completamente accesorio y totalmente engañoso y que siempre falta algún jugador (y a veces sobra más de uno). En fin, que el partido no da tanto como para hablar de fútbol, que es lo que nos gusta, y tenemos que hablar de otras cosas.

Entonces, ¿el partido no fue bueno? Fue bueno en cuanto fue entretenido, hay que decirlo. Porque existen partidos de presentación que saben ser aburridos como ver crecer el pasto. Fue bueno, también, porque hubo goles y fue muy bueno porque hubo muchos goles y todos de Sporting Cristal. El volver a gritar un gol bajopontino es delicioso. En resumen, fue bueno porque cortó el síndrome de abstinencia.

¿Y la ilusión? ¿Acaso no podríamos también decir que fue bueno porque dio motivos para la ilusión? Bueno, pero es que si lo decimos así, de frente, caemos en la contradicción porque acabamos de decir que, para hablar de fútbol, el partido no alcanzaba. Igual, a riesgo de ser contradictorio, el que se quiere ilusionar se va a ilusionar.

Y el que se quiere desilusionar también tiene motivos. Más de uno apunta que la diferencia entre los que empezaron y los que terminaron confirma la sensación de equipo corto y desequilibrado con que llegamos a este partido. Pero, ¿total?, ¿el partido nos da o no nos da para sacar conclusiones?

Yo me quedo con esa duda que, espero, empezará a aclararse este sábado en el segundo amistoso de pretemporada. Pero también me quedo con esa linda sensación de Celeste llenando todo el Nacional y uniendonos alrededor de nuestra camiseta en el deseo de que empiecen de una vez las tardes de gloria cervecera, que se reanuden los abrazos de gol, que sea un año en el que abunde la alegría y la sensación de sabernos los mejores y que, ojalá, el año termine también en un Nacional vestido de Celeste, con gargantas irritadas de tanto gritar la única verdad que nos hace libres: «Somos la Fuerza Ganadora, Siempre Campeones, Siempre Primeros».

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