La Cancha: Sporting Cristal 2 – Sport Rosario 1

No jugó mal Cristal, hay que decirlo.

Sport Rosario quiso hacer lo que hicieron tantos equipos este año: jugar con paciencia, soportar el ataque de fútbol que siempre tenemos y esperar el error. El error llegó, claro que sí, pero Cristal se dio maña para crear varias opciones en ataque – opciones serias – y capitalizar una. Luego desperdició varias pero dio gusto la forma cómo se generó. Cristal acordándose de jugar como Cristal y dejando de lado el centro a cualquier lado y el balonazo desesperado.

Pudo ser un resultado holgado  y un triunfo tranquilo pero…

Pablo Zegarra va evolucionando. Sí antes mandaba desde el arranque un equipo disminuido, dándole el titularato a jugadores que no estaban para el trajín, hoy ha corregido en algo. Aún sigue contando a Ortiz (que le debe saber algo al buen Pablo porque no se entiende de otra forma) pero ya sentó a Sanchez. Echó mano de Flavio Gómez en vez de un aburguesado Ray Sandoval y confirmó a Ysique en el medio. Un equipo de transición que no desentonó.

El problema fueron los cambios. Zegarra desarmó el equipo a incluir a Olivares a Sandoval por Lobatón y Gómez. Se recargó al equipo de delanteros para luego mandarlo a retroceder. Es cierto que la desesperación por salir de esta mala racha de resultados puede llevar al equipo a un natural repliegue (que no debería darse) pero lo que había que hacer era tener preparado al equipo para eso. Si lo vas a mandar a retroceder, pues pon jugadores que defiendan, no pongas dos delanteros. Y si tu equipo retrocede a pesar que tu lo mandas para arriba … pues entonces tienes mucho que trabajar en la semana.

Rosario se mandó con todo para arriba y Cristal se replegó tanto que la acabamos metiendo nosotros. Autogol a falta de 4 minutos y el infierno desatandose en el Gallardo y La Florida.

HAbría que recordar que minutos antes de este partido había jugado la Universidad San Martín de Porres y goleó al Alianza Atlético de Sullana. Con ese resultado, Cristal llegaba último en la tabla del clausura. La victoria nos mandaba algunos puestos mas arriba pero el empate nos dejaba en esa posición.  El autogol de Renzo Garcés, entonces, no sólo nos quitaba la tranquilidad del triunfo sino que nos dejaba en la última posición haciendo más terrible aún nuestra vergüenza.

Calca se quitó la camiseta y la revoleó junto a su grito de gol y las tribunas y el alambrado del Alberto Gallardo rejuvenecieron once, doce años y sonrieron ante la estampa clásica de Luis Alberto Bonnet. La gente gritó el gol con furia porque se nos iba y lo retuvimos al final con mas ganas que fútbol. Cabeza fria y pecho caliente. Y fue Calca, tantas veces extrañado y reclamado. Calca gritándolo como Bonnet en la esperanza de que regresen las tardes felices.

Si tan sólo se hubieran equivocado menos, si tan sólo la soberbia no habría campeado.

Ojalá regreses, pronto, querido Sporting Cristal.

 

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