Las del Estribo – Décimo primera fecha del Torneo Clausura 2014

Por: Ernesto Arrascue

  • He visto varios partidos en los que, la última chance para empatarlo o ganarlo de uno de los dos equipos, dependía de un tiro libre cerca del área. La suerte de esos otros disparos que recuerdo, en circunstancias similares, casi siempre fue la misma. Esas últimas pelotas, cargadas de esperanzas, llenas de ilusión, terminaban estrellándose en la barrera o saliendo del campo. La esperanza se transformaba, en solo segundos, en decepción, en fastidio, en pena. Por eso, cuando el árbitro pitó esa falta a Lobatón, tan cerca del área, preferí no emocionarme y tomármelo con calma, para evitar posteriores decepciones.
  • Carlos Lobatón, en cambio, es un jugador que sabe mucho y él sabía que un tiro libre era la mejor oportunidad que tendría Cristal en ese minuto y medio que faltaba para ganar el partido. Luego de noventa minutos jugados a gran ritmo en la altura, de ir ganando para luego ver cómo nos empataban con otro cabezazo, de seguir luchando para no irnos a casa con un punto que, en otras circunstancias hubiese valido mucho, pero que, en ese momento sabía a muy poco, buscó la falta ante un defensa inocente y la consiguió. Imagino que cuando escuchó el pito del árbitro sabía que su plan empezaba a realizarse
  • Carlos Lobatón, como declaró posteriormente, sabía también que en la altura la pelota no bajaba, así que pensó en arriesgarse. Estaba seguro que los defensores saltarían, puso a dos jugadores del propio equipo en la barrera para que el arquero, encima, tenga la preocupación de que, tal vez, ese Lobatón se quiera pasar de vivo y me la mande a mi palo. Pero Lobatón sabía que el engaño era otro, que correría un gran riesgo pero que si salía, existían grandes probabilidades de que sea gol.
  • Lo más común es que esos tiros libres siempre terminen fuera. Pero este no. En el minuto 91, cuando ya no quedaba mucho aire en sus pulmones, Lobatón tenía el suficiente oxígeno en el cerebro como para pensar una jugada así, como para ejecutarla con esa precisión y marcar un gol inolvidable. Un gol que hasta ahora lo vuelvo a ver y me emociona.
  • Sin ese gol, la distancia con Alianza sería de tres puntos. Gracias a esa genialidad, seguimos ahí, a solo uno. El rival de este sábado es Cienciano. Será un partido muy difícil, como todos los que quedan, donde ya no es posible fallar. Hay presión, mucha presión. Pero hay también un equipo que ha demostrado que puede hacerlo y que tiene muchas ganas de pelear por el campeonato. La entrega de todos los jugadores es conmovedora, su alegría al obtener el resultado es una clara muestra del compromiso, de eso que tanto pedimos antes de iniciar el Clausura. Y qué bueno también por el comando técnico de Ahmed. Un grupo que ahora está recibiendo el apoyo que mereció desde un comienzo. Aún no se logra el objetivo, es cierto, pero reconforta ver al equipo en el lugar en el que siempre ha debido estar: peleando arriba y con muchas posibilidades de ser campeón. Sí, de ser campeón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *