La Cancha: Sporting Cristal 1 – Real Garcilaso 1

Cuando terminó el partido frente a Universitario, se dijo que esos tres puntos serían valiosos si se mantenía la regularidad. Cuando terminó el partido frente a Inti Gas, se dijo que ese punto sería importante dependiendo del partido frente a Garcilaso. No pudimos ganarle a Garcilaso de locales (no pudimos ganarle en todo el año, la verdad) y entonces tanto el triunfo frente a Universitario como el punto en Ayacucho perdieron mucho de su potencial valía. Si podían servir como primeros pasos dentro de un devenir celeste con miras al título, el resultado de ayer les quita mucho de espectacularidad y nos obliga a pisar mas tierra de la que queremos.

A pesar que el plantel parezca que esta para tener mejor rendimiento en el torneo local, lo cierto es que con facetas como las que mostró ayer, Sporting Cristal no está como para pelear un título nacional. Cuando TIENE que ganar, no lo hace. Cuando la mano le viene para confirmar lo mostrado, no muestra, se esconde, se vuelve dubitativo y termina tropezándose con sus propios pies.

Algo de eso yo ví ayer. Aún tenía en las pupilas la actitud y la demostración que puso un equipo cervecero arrinconado por las circunstancias. Para el partido contra Universitario, Cristal no tenía derecho a preguntarse si le convenía ir o esperar. Tenía que ir y fue. Y yendo se llevó de encuentro al que se le puso al frente. Pero, cuando Cristal empieza a pensar, suele equivocarse.

Garcilaso venía tambaleándose. En los últimos lugares de la tabla, con una derrota frente al rival del barrio, con el técnico histórico despedido y una banca remendada, parecía que a este equipo cusqueño sólo le quedaba esperar a que Cristal sea un vendaval y ver cómo lo soportaba. Cristal, por otro lado, meditó mucho el partido. Demasiado. Y de tanto pensarlo, perdió de vista que quien tenía que estar asustado era Garcilaso y terminó

asustándose a si mismo. Daniel Ahmed y su Comando Técnico se equivocaron, desde mi opinión, al momento de imaginar el partido. Le tuvieron demasiada precaución a un Garcilaso pensando más en potenciales desastres que en las capacidades reales de ambos equipos y en la posibilidad cierta de que Sporting Cristal haga valer sus condiciones.

Y entonces se mandó a la cancha a un Cristal temeroso, dubitativo, que defendió con cuatro hombres y donde se le ordenó a Paolo de la Haza que no suba por su banda. Donde se apostó al miedo pensando que al frente teníamos a un rival peligrosísimo. Demasiado temor, demasiado respeto.

Con Cristal jugado hacia atrás, el equipo se hizo largo y se perdieron muchas virtudes. ¿Presionar arriba? Ya no pues. Si la linea de defensa no pasaba jamas de la media cancha, la presión no empezaba en el área garcilasiana sino en el medio campo. Y con eso a un equipo de la visita que vino a ver qué podía rescatar, se le regaló el juego. Garcilaso salía tocando con tranquilidad en su cancha, se refugiaba ahí y le escondía la pelota a Cristal. Cristal jugó temeroso del pelotazo afortunado de Garcilaso y Garcilaso jugó tranquilo al no encontrar al Cristal que debía salir a matarlo.

Ahí se equivocó Daniel. El fútbol que en teoría quiere aplicar, aquel que busca proponer y atacar siempre, se ve traicionado por sus decisiones cuando juega de local. Cuando Cristal tiene que enfrentarse a un rival que viene a encasillarse atrás, de pronto los fantasmas del técnico crecen y les toma demasiado respeto. Estoy seguro que en las previas, el Comando Técnico se siente más tranquilo de enfrentar a Juan Aurich que nos ataca que enfrentar a San Simón. Y por eso es que ante esos rivales, Cristal se achicopala, se hace pequeño, deleznable. Se vuelve temeroso y dubitativo. Ataca como pidiendo disculpas y por eso termina sin ganar partidos que TIENE que ganar. Nos pasó con San Simón, con Huancayo, con Los Caimanes.

Lo de Blanco fue genial por dos razones. Primero porque Cristal no había hecho ningún mérito para llegar al gol y segundo porque parece que Blanco tiene un contrato tácito con las redes. Pero a punta de hechos excepcionales no vamos a hacer una campaña.

En el segundo tiempo, Cristal intentó salir un poco de su temor y quizo atacar pero … el tema físico preocupa. El mismo Daniel Ahmed diría luego, al explicar esta derrota (en Cristal no celebramos empates y este empate es una derrota) que el equipo ha jugado 3 partidos duros en 7 días. Claro, no diría que entre cada partído, el equipo tuvo muchos cambios (Abram, Cazulo, Irven, etc.) y que ello no debería ser un problema. Pero, más allá de eso, lo cierto es que los últimos 20 minutos – cuando tenía que meter acelerador – Cristal jugó a 10 km/h. Lentísimo, previsible, sin ideas. Garcilaso no tuvo dificultades en controlar el empate. Y así como hay partidos en los que parece que se podrían jugar 3 días y no se metía el gol, en el partido de ayer no quedó esa sensación. Pero no quedó porque más bien parecía que si Cristal seguía jugando 20 minutos más simplemente se desarmaba.

Feo partido, feo resultado, mal planteado.

Daniel Ahmed tiene que entender que temiendo a los equipos chicos que vienen al Gallardo no vamos a llegar a ningún lado. Si a los equipos complicados se les tiene que proponer, a los chicos se les tiene que proponer igual. Si nos van a amargar la vida lanzando un pelotazo afortunado, pues prefiero mil veces que lo hagan frente a un Cristal que los pisotea y no frente a un Cristal cobarde que no quiere jugarse al ataque en su propia casa.

¿Y luego?

Luego nada, el campeonato sigue. Ya a estas alturas es poco lo que nos queda por hacer. Ojalá se puedan recuperar estos puntos afuera y ojalá los demás rivales pierdan puntos que nos permitan ilusionarnos de nuevo.

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