La Cancha: Sporting Cristal 4 – José Gálvez 0
Cervecero, luego de un partido como el de ayer, es poco lo que se puede decir. El rendimiento del equipo fue redondo e hizo precisamente lo que todos esperábamos que hiciera. Entonces el análisis puede reducirse a una lista de “cheks” porque, en realidad, el equipo cumplió. Los aplausos son merecidísimos y uno corre un doble peligro. Doble porque si repites los aplausos, corres el riesgo de empezar a inflar demasiado nuestra actualidad y así empezamos a perder contacto con la realidad. Y, por el otro lado, si te fijas en los detalles que no fueron los más brillantes, corres el riesgo de que la gente crea que tienes la única intención de boicotear el proceso. Luego vienen, como vinieron, a decirte: “no pareces hincha de Cristal”.
Y por eso es que no sé qué decir.
Ayer Gálvez inició el partido esperando no ser goleado. Desde el primer minuto su arquero jugaba a hacer tiempo y tal vez algo de razón le asistía porque Cristal salió a atacar con todo. Yo, parado desde atrás del arco de Gálvez, veía a Cristal que se venía como una tromba y entendía un poco la desesperación de la defensa visitante. El primer gol vino rápido y eso, creo yo, tranquilizó las cosas. Gálvez ya estaba perdiendo y ellos ya tenían poco que defender y Cristal tomó las cosas con calma.
El que no tomó las cosas con calma fue el árbitro Alberto Lozano que, tras discutir con los jugadores celestes – especialmente con Hernán Rengifo – empezó a pitar en contra de Sporting Cristal. Él y el linea de occidente que durante varios minutos en ese primer tiempo pitaron todo ataque cervecero como offside. Desde donde yo estuve no tenía ángulo para saber si todos los offside que se cobraron lo fueron en verdad pero, te seré sincero, más de una duda tuve.
Si el partido anterior contra fue Sheput el que arrancó aplausos de la tribuna, ayer la estrella fue Juan Carlos Mariño. Mariño decidió jugar y no sólo nos regaló un buen despliegue sino que pegó un balón en el travesaño y, para sellar, se metió un golazo con una buena jugada y un sobrerito mexicano que no sólo empequeñeció al arquero visitante sino también al equipo rival.
En el segundo tiempo, como ya va haciéndose costrumbre – que no sé si sea saludable del todo – Cristal bajó un poco el ritmo aunque igual se dio maña para anotar dos goles más. El tercero de Jorge Cazulotras un buen pase de Yotún. Lo de Cazulo fue justo ya que venía siendo el mejor jugador de la cancha y ya venía varios partidos poco acertado adelante. El Piki hacía todo bien pero el único momento en que las cosas no le salían era cuando tenía que empujarla. Ayer recibió y la empalmó con todo. Un buen gol que sirvió para que Cazulo se saque la sal y prometa más alegrías para esta camiseta.
El cuarto fue una pelota añadida por Rengifo tras pase de Irven Ávila pero, a esas alturas del juego, lo que más me llamaba la atención era el desempeño de Iván Bulos que jugó sus primeros minutos en el año. Lo de Bulos fue más que interesante por el físico, el desempeño, las ganas y esa lectura de la jugada. Ayer participó activamente en los ataques y aunque la única clara que tuvo la mandó mordida, fue interesante ver un delantero de las canteras con un arranque tan promisorio.
Fueron cuatro pero tranquilamente pudieron ser ocho. Algunos dirán que Cristal falla mucho adelante y puede que tengan algo de razón. Desde mi punto de vista, al hacer cuatro goles en un partido, ese defecto de los goles fallados deja de tener peso. Distinto sería si no se metiera ninguno. Es un tema de situaciones.
¿Y la defensa?
Sin mayores contratiempos. De todas maneras se observa que Jesús Álvarez ofrece un peso distinto y una mayor seguridad. Y en los laterales, Luis Advíncula viene cumpliendo y Yoshimar Yotún ya conoce esa posición. Sin embargo hay que verlos ante un rival que exija más. El siguiente partido es contra el campeón vigente en Chiclayo y va a ser un partido muy bueno. Cristal demostró que en el Gallardo puede aplanar a sus rivales, y este partido podría ser un buen momento para ponerle el dedo en el ojo a todos aquellos que no saben cómo disminuir nuestros logros y por ahora sólo toman como excusa que no podemos ganarle a los equipos más armados. Cómo si esos equipos hubieran podido con nosotros. En fin.
Otra semana de tranquilidad y alegría para los cerveceros. Uno vive un domingo alegre.