La Cancha: Sporting Cristal 0 – Juan Aurich 2

No podría decir que fue un mal partido porque malos partidos hemos visto a lo largo de estos meses y éste, cuando menos, estuvo un peldaño más arriba. Pero la decepción en las gradas del San Martín fue la misma que tantas veces hemos sufrido en este año. Desde la primera fecha cuando Melgar nos bajó al suelo de un mazazo, cuando no pudimos sino arañarle un empate al Cobresol, con Alianza, con CNI, con León.

Pocos cambios en el equipo con relación a aquel que salió a ganarle a Universitario. El regreso de Rivas por Granda, la entrada desde el arranque de Frezzotti por Tarek y la opción de Yotún por un Alva que ayer no estuvo ni siquiera entre los convocados para el partido. Tres cambios que, siendo sinceros, la gente aplaudiría en situaciones normales. La discusión sobre el papel de José Shoro y sus méritos para quedarse en el equipo titular fue zanjada por Reynoso con un voto de confianza al muchacho sobre la opción de volver a utilizar a Ximénez. No sé tú, despues del partido se puede criticiar mucho, pero la verdad es que antes del partido a más de uno le pareció correcta la formación que Reynoso mandó a la cancha. A eso súmale que estaban los centrales titulares, que estaban Loba y Frezzotti en el medio, que Erick se quedaba en el arco por segunda semana consecutiva, que Advíncula y Yotún estaba cada uno en su punta. En fin, creo que esta fue una de las alineaciones menos cuestionadas de Reynoso.

Y en el juego, Cristal fue distinto. Acostumbrados a ver un Cristal metido atrás y privilegiando su defensa, llamó la atención que por segundo partido consecutivo, Cristal le ponga vértigo a las acciones. Empezó a presionar y a quitarle las ideas al Aurich, desde el inicio, y las pelotas buscando a José Shoro no demoraron en aparecer aunque quien no apareciera fue el delantero. Un San Martín que se llenó casi completamente en la parte que corresponde a la hinchada local impulsaba a que los jugadores no le tengan miedo al rival y los duelos anticipados en la semana (especialmente el Shoro-Guadalupe) se fueron dando con fortuna para los celestes. Todo apuntaba bien y tal vez si metíamos uno las cosas habrían sido justas y diferentes.

Pero Aurich no es Vallejo, pues, ni tampoco el remedo de equipo que es Universitario. Aurich es un equipo que está peleando el campeonato y que tiene jugadores buenos y de experiencia. Los rojos no se desesperaron y soportaron los embates confiando en que, tal como sucedió, el tiempo iría asentando el partido y descubriendo que, aunque por el ímpetu no se notaba, Cristal podrá ser un equipo que está en alza y que está algo mejor que hace unas semanas pero no es todavía un buen equipo. Con el paso de los minutos nos fuimos dando cuenta que nuestro libreto era monótono e infructuoso. Que el ataque celeste se reducía a centros buscando a Shoro y que este, grandote y luchador, estaba siendo muy bien controlado por Guadalupe y Balbuena. Que los únicos peligros reales se daban cuando alguien se acordaba de patear de afuera destacando, como siempre, Lobatón y muy esporádicamente Advíncula o Yotún. Aún así estuvo a punto de llegar el primero cuando Yotún recuperó una pelota que Guadalupe “cubría” y, cediéndola al medio, Espinoza se encargó de mandarla al río.

Poco más que eso, cervecero, y creeme que tuvimos opciones. Gambetta, tan cuestionado antes e insultado durante, pitó hasta tres tiros libres para Cristal cercanos al área chiclayana pero cada uno de ellos fue un ejemplo de cómo desperdiciar tiros libres. Cristal presionaba pero no tenía como hacer daño. Ya pasados los 20 del primer tiempo, Aurich tenía más espacios y empezó a controlar el balón y a hacer su juego. Nosotros le ayudamos, claro. Y fallaron los que, en teoría, no debían fallar. Aquellos pilares en los que se fundamentó el decir que Reynoso “arregló” el sector defensivo. Rivas, por ejemplo, estuvo en un bajísimo partido. Demasiado flojo en la marca, obligaba a los centrales a cubrir su lado descolocándose. Así llegó el primero. Revoredo descolocado por que Rivas estaba en cualquier lado, no tuvo la posibilidad de parar a Chiroque sino con falta. Penal claro y anotado bien por el goleador panameño. Esa jugada, rimense, delata mucho de la falta de coordinación defensiva. No sólo el central estuvo descolocado por tener que cubrir una punta que no le correspondía sino que diera la impresión de que el arquero demoró en salir.

Aurich con paciencia, fortuna y concentración estaba ganando un partido que le venía con la mano cambiada.

Y acá es donde viene el otro tema: la falta de respuesta desde el banco. A estas alturas ya se advertía que el partido necesitaba un replanteamiento y la repuesta que se esperaba del banco no vino. Reynoso, a todo esto, fue expulsado por Gambetta debido a reclamos airados del técnico que, en sinceridad, no eran para tanto.

En el segundo tiempo, Cristal intentó volver a salir a presionar como loquito y Aurich, con más oficio, se cerró bien atrás a cuidar su diferencia. Ello le bastó y no pasó mayores apuros. Cristal, cuando atacaba, lanzaba un pelotazo con la esperanza de que esta vez sí, Shoro pudiera llegar. Si no era el pelotazo, era el remate de lejos y ahí fue donde llevamos más peligro gracias a Lobatón que mandó cerca como tres remates.

Pero, volvió a irse Rivas de paseo dejando que Sheput entre libre por esa banda y contando con que falle el otro central. Vílchez rechazó mal y dejó la pelota servida para que Sheput la mande pegada al primer palo que, muy mal el Loco, no estaba cubierto por Delgado. Dos fallas defensivas, tres jugadores que se equivocaron, y se acabó. Cristal luego bajó los brazos y diera la impresión que querían que terminase el partido de una vez. Se veía un equipo vencido que ni siquiera el conmovedor ímpetu del Chorri – que recibió la ovación que se merece antes del partido e ingresó minutos antes del segundo gol- pudo levantar. Claro que la decisión de sacar a Frezzotti (único hombre de marca) por el Chorri (a quien vi en treinta minutos jugar de lateral, volante, medio y delantero) no me termina de cocinar y creo que tuvo mucho que ver en que nos quedamos mal parados y recibimos el segundo gol. Recién cuando ya perdíamos 0-2 y las cosas se ponían más cuesta arriba que nunca, llegaron las respuestas previsibles del banco: Ximénez para que peleé con los centrales rojos que habían dominado a Shoro y Ross por Yotún que es como cambiar dos Cristal heladas por una Brahma caliente.

¿Qué querías que pase ahí?

No pasó nada. Aurich cómodo se asentó, no desesperó y dejó que pase el tiempo. El fantasma del champazo  – que nos había librado de caídas en Moquegua y ante Vallejo – fue el único que rondó con cierto éxito por el arco de Penny, amenazando con que alguno de los remates de fuera del área de Lobatón termine entrando. Fuera de eso, nada.

Y así nomás se acabó la buena racha de cinco partidos sin perder y se desinfló la ilusión. Cristal es la famosa “manta corta” que cuando se abriga abajo se desabriga arriba y viceversa. Cuando salió a actuar como un equipo agresivo, falló clamorosamente en defensa.

Y es que, amigo cervecero, los jugadores pueden fallar y eso es inevitable. Hasta los más grandes jugadores fallan. El problema no es que tal jugador cometió un penal o tal otro rechazó mal. El problema es que Cristal no tiene como hacer daño al rival cuando tiene el balón y tampoco tiene recursos para definir a su favor un partido parejo.

P.D. Lo que fue otro canto es el homenaje que se le dio al Chorri. Fue emotivo y merecido y acá te dejo algunas fotos.

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