La Cancha: Sporting Cristal 0 – Universidad San Martín de Porres 4

Lo primero que hay que decir, Celeste, es que nunca en toda nuestra historia habíamos perdido de esta manera en el Estadio San Martín. Ni antes en los 70 ni en los últimos 15 años que jugamos acá hubo un equipo que nos goleó de esa manera. Entonces este resultado no es un resultado cualquiera. No te confundas.

foto:peru.com

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Cristal salió con Delgado, Valverde, Lojas, Villalta, Reyes, Pérez, Casas, Sánchez, Palacios, Advíncula y Ximénez.

Individualmente, los balances no son positivos. Delgado regaló el primer gol. En los otros tres me parece más bien que lo vendió su propia defensa y al final tapó bien un penal. Valverde demostró no ser solución en el lateral. Es cierto que tiene fútbol y genera buena salida pero también es cierto que esa salida motiva la desprotección y favorece el avance del rival. El primer gol, precisamente, tuvo una jugada en la que el atacante santo aprovechó que Valverde estaba en salida y dejó los espacios libres. Villalta no tuvo una buena reaparición. Estuvo lento y falto de ritmo. No cubrió su posición y tuvo que ver en todos los goles. Lo de Lojas no fue malo pero no alcanzó como para nivelar el bajo nivel de la defensa. Reyes destaca por su despliegue por que se le ve tanto atrás como adelante. El problema es que atrás no cubre bien y adelante no soluciona nada.

Lo de Casas fue una sorpresa. Yo lo ví bien pero fue el primero que salió de la cancha dejando su lugar a la Chola Salazar. La única explicación que le encuentro a este cambio es que Casas haya estado sentido por que, si había alguien que debía salir de la cancha era Edwin Pérez. Lo de Pérez fue paupérrimo. No sólo por el juego sino por su carácter, que comentaremos más adelante, y por que demuestra con sus actitudes y su rendimiento que no tiene ningún derecho a vestir la camiseta celeste y ocupar el puesto que alguna vez ocuparan jugadores como Alfredo Quesada o Pedro Garay.

Adelante ni Sánchez ni Palacios tuvieron claridad. No se generó fútbol en ningún momento porque falto mucha precisión. Sin embargo, si hay que aplaudir algo, es el corazón del Chorri. Él sólo tiene más corazón que el resto del equipo. Si todos tuvieran esa cantidad de sangre no tendríamos derrotas como la de hoy. Porque, Chino, es cierto que una derrota la tiene cualquiera y que perder un partido no es un drama pero, derrotas como las de hoy, no se pueden permitir.

Advíncula por derecha fue un espejo de lo que fue Reyes por izquierda. Coge mucha pelota y sube hasta el fondo pero … nada más.

Finalmente, si el Chino Ximénez esta bajando al mediocampo a recoger pelota o, incluso, es él quien da los pases a los laterales para que estos ataquen, sabes que algo esta mal en este equipo. ¿Que se le puede exigir a Ximénez si sabemos que él es un ariete, un punta de área, y lo vemos jugando atrás? ¿Goles? ¿Cómo le puedes pedir goles al delantero si no tuvimos ni una sola ocasión de gol?

Tanto lo de Fernández, que entró por Valverde lesionado (tiene un esguince en el tobillo derecho que aún no se sabe cuán grave es) como lo de Salazar, que entró por Casas, fue intrascendente. El único cambio con el que el técnico intentó una modificación en el sistema de juego fue la entrada de un resistido Villareal por Villalta. Este cambio motivó que Pérez dejase el mediocampo y pase a la defensa y que la creación de Cristal tenga tres jugadores (Palacios, Sánchez y Villarreal). Tampoco logró nada.

Ahora, si individualmente el balance no es positivo, Cervecero, el rendimiento colectivo fue indignante.

Defensivamente, Cristal se regaló. La defensa siempre estuvo abierta, siempre estuvo mal parada y nunca tuvo agresividad ni en la marca ni en la presión. Se dejó estar. En el ataque no se generó absolutamente nada. Celeste, no te engañes, en 90 minutos no tuvimos ni un sólo disparo al arco. Cristal tuvo un juego lento, impreciso, totalmente predecible y simplón y con eso, amigo mio, con eso no se puede lograr nada.

Por eso es que San Martín nos goleó, por que no fuimos nada y ellos son un equipo ordenado. Jugando simple pudieron encontrar espacios, romper la defensa, quebrar la línea, y meternos cuatro que pudieron ser cinco (Erick tapó un penal) y que fácilmente pudieron ser ocho.

Y por eso que se desencadenó la rabia de la gente. Celeste, no te dejes engañar, los noticieros no van a contar esto por que estarán más ocupados viendo a la San Martín pero si no estuviste en el Estadio (y si estuviste también) es justo que sepas que el cuarto gol albo fue la gota que rebalsó el vaso y que dio pie a la explosión de la tribuna. Occidente empezó a lanzar los cojines en genuino gesto de rechazo y esta actitud – que casi motiva la suspensión del partido – fue aplaudida en popular y saludada en oriente.

Lo más fácil, cervecero, es decir que este público es un público intolerante e impaciente. Lo más fácil es pensar que quince mil personas se volvieron locas y no tienen la estabilidad emocional como para ser coherentes.

Pero no siempre lo fácil es lo correcto.

Cuando comenté el partido que perdimos en enero frente a LDU, escribí este párrafo que copio textualmente y en el que me dirigía al Chino Rivera:

Y si bien yo te apoyo en que no hay que hacer drama – y no lo voy a hacer en el sentido que considero que es temprano aún para pedir cabezas, cambios de sistema o perder esperanzas – quisiera que tú entiendas que esta situación (el 5 – 0 que nos encajó LDU) ha generado un gran golpe en la hinchada. En esas personas que son quienes pueden convertir el San Martín en el núcleo del empuje cervecero o en el infierno que fue el año pasado. Si comprendes esto, comprenderás entonces que este 5 a 0 que nos hemos traído de Ecuador ha sido un golpe fuerte para la ilusión de esta gente.

¿A qué viene esto?

A que, desde mi punto de vista, lo más importante del día de hoy no es tanto el juego ni el resultado sino el hecho de que la luna de miel que existía entre este equipo y la hinchada se ha acabado.

No se puede perder de vista que este público, esta hinchada, no viene de años dorados. Esta es una hinchada que lleva cinco años sufriendo humillación tras humillación. Esta es la hinchada que ha tenido que soportar las dos peores campañas de toda nuestra historia: la del 2007 que casi nos lleva a segunda y la del 2009. Esta es una hinchada que año tras año ha sido ninguneada por su propia dirigencia y menospreciada por sus propios jugadores.

Entonces, Chino, la paciencia que regala esta hinchada se tiene que considerar más bien como una deferencia especial que ha tenido contigo. Y sólo contigo que eres un hombre capaz y en quien ha depositado toda su confianza. A cualquier otro técnico, y eso es bueno que tú lo sepas, no le habría dado el apoyo que ha recibido tu equipo, con estadios llenos fecha tras fecha y con harto aplauso. Cualquier otro técnico hubiera encontrado una tribuna hostil y, si me preguntas mi opinión, con justo derecho.

Con justo derecho por que hace tiempo que no ve esfuerzos dirigenciales para llevar a este equipo nuevamente al primer lugar y por que lleva años viendo a jugadores impresentables vestirse de celeste.

Ya antes (y por eso cité el párrafo) te comenté que esta hinchada que tan bien te recibió tenía poca paciencia. Que las derrotas en los amistosos mostraron que esa paciencia era cortísima y que un par de pasos en falso iban a motivar que el San Martín en fiesta se transforme en un infierno peor, quizá, que el que vivió Oblitas el año pasado.

Dos pasos en falso o … un partido como el de hoy.

Pero, ojo,  no hay que confundirse. La hinchada no se indigna contra tí, Víctor. A pesar que hace ya tres partidos que Cristal está jugando mal, a pesar que en los últimos 270 minutos sólo hemos hecho un gol, a pesar de que el hecho que Cristal sea un equipo inocuo, inofensivo y que se requiere un cambio en ese sentido de tu parte, a tí te sigue teniendo tanta fe como al inicio. Pero bastó ver el equipo de hoy que se entregó de una forma tan displicente para poner punto final a esta luna de miel.

Por que, Chino, no puedes mirar a otro lado y dejar de reconocer que este equipo se resignó a la derrota desde el segundo gol. Que la defensa se dejó estar y que algunos jugadores ni siquiera empezaron a correr. Por último, ni siquiera pusieron esa cuota de rabia, de vergüenza, para justificarse ante la hinchada. Y Edwin Pérez fue la cabal muestra de eso.

Pérez no fue el responsable de la derrota ni mucho menos. Pero fue el jugador que no ajustó, que no presionó, que en los goles renunció a perseguir al contrario (cosa que si hacía, por ejemplo, el Chorri) y se limitó a ver, caminando, como venía San Martín a humillarnos.

Pérez es ese jugador que ante el reclamo de la hinchada, que no espera gran fútbol de su parte sino sólo un poco de sangre en la cara, no duda en cogerse los genitales frente a la tribuna. Ojo, Chino, no te confundas, acá no estamos hablando de sólo “20 o 30 hinchas” que insultan, no es sólo la Guardia Extrema la que reclama, es toda la tribuna, todo el estadio el que reclama, el que reprocha. Pérez es el jugador que no duda en apuntar a toda la tribuna de occidente que le reclama por su bajo nivel y su falta de actitud y mostrarles señales obscenas con la mano. Un jugador que es muy valiente en faltarle el respeto a personas tras una alambrada pero que a la hora de perseguir a un rival, un jugador como él, no atina a nada.

Un jugador que no sólo juega mal, que no aporta, sino que tampoco muestra actitud y que encima tiene la frescura de enfrentarse a esta hinchada (precisamente a esta hinchada que viene a llenar el estadio luego de una temporada como la 2009 que fue un fiasco en el que él mismo participó) no puede vestir la celeste.

Esta hinchada, que ha llenado el estadio siempre desde que llegaste a Cristal, es una hinchada que ha sufrido mucho menosprecio de parte de la institución. Es por eso que sujetos como Pérez (que a fin de cuentas es un pobrecito sin criterio y sin educación) se sienten con derecho de hacernos el desplante. Esta hinchada, no te confundas, no va a soportar mucho más.

¿Que quiere decir eso?

Eso quiere decir que otro partido como este y el infierno va a aterrizar en el San Martín. Que otro desplante más y la relación se va a romper. Que volver a alinear a Pérez como si nada hubiera pasado sería un desplante tremendo que esta hinchada no está en condiciones de soportar.

¿Que hay que hacer?

En primer lugar, Chino, hay que reconocer que no se está bien. Hay que reconocer que Cristal hace varios partidos que no juega bien. Hay que mostrar en el siguiente partido toda la actitud que hoy no asomó y si para eso hay que jugar con juveniles, pues habrá que hacerse. Pero sobre todo, se tiene que demostrar un propósito de cambio. Este equipo debe querer pedir perdón por lo de hoy a esta hinchada que llenó el estadio para apoyarlo. Con más fútbol y actitud … podemos hacer las paces.

Pero no cometas el error que cometió el equipo el año pasado. ¿Cuál? Menospreciar a tu propia gente, ignorar su sufrimiento, hacerles el desplante. Y no es que acá te estemos lanzando la tribuna encima, por que acá – por si alguien lo duda – te apoyamos al mil por mil, Chino. Pero queremos respeto. Respeto a esta camiseta  y a esta gente.

Sabemos que tú eres capaz y sabemos también que el equipo está en una situación bien difícil con los lesionados y todo eso. Pero no te pedimos la copa del mundo, pedimos un equipo con actitud. Si tenemos que perder, que nos ganen sufriendo. Pero no puede repetirse un partido como hoy. Yo sé que tú entiendes, yo sé que tú lo sabes. Intenta que tus jugadores lo entiendan también. Y no vuelvas a darle oportunidad a un sujeto que tiene los huevos sólo para tocárselos frente a esta hinchada.

Apenas Delgado tapó el penal, Carrillo pitó el final del partido. Erick empezó a correr al tunel, avergonzado. El asistente técnico fue a recriminar a Pérez y a evitar que vaya a enfrentarse con la tribunal, el Chorri se alejó de las tribunas y un reportero lo tomó.

Me dijeron, y yo le creo a quien me lo dijo, que el Chorri tenía los ojos húmedos. Empezó a caminar hacia el tunel y seguramente pensó que la gente de occidente pegada a esa entrada le gritaría algo. Pero la gente no es tonta, Chino, la gente sabe reconocer la actitud. El Chorri no es el mismo de años pasados pero ese corazón es la razón por la que es el último gran ídolo cervecero.

El Chorri levantó la mirada y me imagino que se sorprendió cuando esa gente entonó el estribillo que siempre le cantan. ¡La gente lo estaba alentando! Acababa de perder 4-0, dejó todo en la cancha pero no pudo evitar nada, estaba avergonzado hasta las lágrimas y la gente le estaba alentando.

Me dijeron, y yo le creo a quien me lo dijo, que en ese momento el Chorri se emocionó y que las lágrimas salieron.

Precisamente por que han pasado años en los que no mostramos ni siquiera actitud, lo que más quiere esta gente es corazón. Hay que buscarlo. Hay que encontrarlo. Por que un partido como este no puede repetirse. Jamás.

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